La soledad
en estos 3 años de tu partida es cada día peor, y te escribo hoy aunque en el cielo no hay teléfono o medio alguno para
expresar todo el agradecimiento que tengo que darle a Dios por la madre tan
bella , tierna y maravillosa que nos
regaló, además me lleguen todas las palabras que existen en este mundo para contar
o narrar todo lo bueno que nos
enseñaste, pero es imposible, fuiste tantas cosas, es muy complicado porque realmente son tantas
palabras que no terminaría en todo lo que me queda de vida para expresarme, porque
siempre fuiste una gran madre, amiga y compañera, de penas y alegrías, además una gran luchadora por todos nosotros, por la
familia en general y por mi padre, también por todos tus hermanos.
Desde que eras pequeña siempre renunciaste a
todo lo que podías haber tenido para tí sin egoísmo, para brindárselo a tus padres, hermanos, amigos, vecinos, o cualquier
necesitado, es hermoso escuchar a quienes te conocieron de niña, adolescente,
adulta y en tus últimos días, como todos estaban primero que tú. Una vida de
olvido de sí para darte siempre al otro,
a los otros.
Dejaste a
un lado todo para dedicarte en cuerpo y alma a hacer de tu familia gente de
bien, responsables y dedicados como nos enseñaste siempre, además de ser
sinceros y honestos en todos los aspectos de nuestra vida, además a encarar la
vida y aún la muerte con valentía,
fuerza, tesón; cualidades que nos
enseñaste a cada uno de nosotros y hoy sólo hay palabras de gratitud hacia ti por las personas que somos hoy.
La entrega
sin límites, que siempre nos brindaste a cada uno de tus hijos, a tus hermanos,
familiares y amigos: "aquí
estoy hagan lo que hagan", el amor, el cariño que siempre nos
diste jamás podremos olvidarlo. Ese afecto y esa protección
que tú siempre renunciando a ti misma, nos brindaste a todos.. Ese amor
incondicional de un inmenso valor, que a veces nos da la sensación que no te pudimos
agradecer como debía ser.
Ese amor
de "guerrera", defensora a muerte",
tú solidaridad y tu afecto hacia los demás, la protección a los tuyos, que
siempre nos trasmitías y repito nunca te agradecimos como debía ser.
La fuerza
con la que siempre levantaste esta familia ha sido mi mayor ejemplo durante toda
mi vida y has conseguido dejar ese legado en cada uno de nosotros.
Nos vemos
todos los días cuidando y defendiendo a la gente que queremos con uñas y
dientes, con una entrega desorbitada que sólo tú nos enseñaste a tener. El
levantar el teléfono y saber que estabas ahí, el dar una opinión que en unos
segundos nos podía levantar ó hundir, ese poder que siempre habías tenido ha
sido objeto de nuestra admiración más profunda. La facilidad que siempre
tuviste para saber adaptarte a los tiempos, a mis ritmos, a lo que me pasaba, a
lo que quería.
Siempre ahí
incondicional, te gustase ó no y sólo por el inmenso amor que siempre nos
inculcaste a cada uno de nosotros. Eso sólo
lo hace el amor verdadero que nunca falla a pesar de todo lo que suceda. ¿Eso nosotros nunca tendremos cómo pagarlo? Y te repito no hay espacio o lugar
para hacerlo sólo aquí y en mi corazón.
Te echáremos
de menos. Echáremos de menos la
complicidad, tu incondicionalidad, el amor en estado puro. Gracias por hacernos
cómplices de esa integridad y de haber
crecido cada uno de nosotros con ese cariño y ese amor que siempre nos
brindaste como madre, lo que somos nosotros
hoy en día y crecer sin miedos. GRACIAS
Y ahora nos enfrentamos al silencio a la triste realidad sin ti,
tú eras la que siempre nos dabas ánimos y ahora no sabemos sacarlos como lo
hacíamos contigo.
Danos fuerzas madre del alma, fuerzas para resistir, para conducirnos
como lo hacías tú , ahora esa conducción no la has dejado
a todos, y éste barco tan grande, por ti y por nuestro padre tenemos que
saberlo conducir.
Te echamos de menos Mamita del alma.
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